La vida en las grandes metrópolis fue
uno de los grandes temas de la reflexión intelectual casi desde el siglo
XIX, cuando la irrupción de la dinámica urbana se adivinaba ya
irreversible, un ritmo opuesto casi por completo al de la existencia no
industrializada que por tanto años siguió la humanidad.
Una de las diferencias principales entre
uno y otro modo de vida es, entre varias otras, la falta de espacio
habitacional, la reducción significativa de los sitios destinados a
servir como hogar cotidiano. Los apartamentos —esa invención destinada
al obrero y su familia, al burócrata, al empleado de ingresos moderados
incapaz de costearse algo más grande— son la expresión arquitectónica de
una manera específica de estar en el mundo, hábitos y prácticas
condensados en los metros cuadrados de superficie, en el número de
habitaciones, en el tamaño de la cocina.
La Society for Community Organization,
con sede en Hong Kong, ha auspiciado un interesante ejercicio
fotográfica en esta emblemática y activa isla, tomando retratos desde
una perspectiva aérea de los lugares donde reside el hongkonés promedio.
Como se ve, se trata de lugares que
destacan por su superficie mínima, por el consecuente amontonamiento de
enseres en apartamentos de poco menos de 4 metros cuadrados en los que
incluso viven familias completas de tres o cuatro miembros, por la
carencia de algunos que quizá por la estrechez parece una engañosa
abundancia en otros.
Imágenes, también, que algo tienen de
paradójico por el ángulo elegido para exhibir esta realidad: el cielo
raso, un cielo inesperadamente cercano al mundo y sus penurias.
Fuente: http://pijamasurf.com/2013/02/la-penuria-de-los-apartamentos-en-hong-kong-vistos-desde-una-paradojica-perspectiva-celeste-fotos/#/4
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