El pensamiento negativo como camino a la felicidad podría ser
una alternativa para aquellos escépticos del pensamiento positivo y sus
clichés.
Vivimos en una sociedad que privilegia
el pensamiento positivo, hasta el punto de adherirle propiedades
mágicas. Por una parte parece que la mente humana es muy sugestiva, y
como una especie de placebo psíquico, es capaz de transformarse con el
poder de la intención o la imaginación. Por otro lado también es cierto
que existe uns búsqueda del principio de placer y un rechazo de todo
aquello que produce dolor, que cuesta más trabajo o que es relacionado
con la oscuridad.
Para algunas personas esta disposición
al pensamiento positivo sin tener una conciencia crítica de cómo es que
funciona, si acaso es que funciona, es visto como un signo de
pensamiento poco desarrollado e infantiloide. Un ejemplo de esto son las
personas que hacen un esfuerzo por aparentar estar alegres en las
fiestas navideñas, cuando en realidad no sienten esa felicidad –sólo
porque se les ha dicho que deben “pensar positivo”.
Oliver Brukeman sostiene en esu libro The Antidote: Happiness for People Who Can’t Stand Positive Thinking que
el pensamiento positivo no es en ninguna medida el único camino a la
felicidad o al bienestar. Brukeman hace referencia a que desde hace 6
décadas Norman Vincent Peale con su libro The Power of Positive Thinking ya estaba repartiendo esta dosis ideológica no necesariamente con grandes resultados.
Brukeman plantea que en vez de proyectar
hacia el porvenir el deseo de que todo esté bien, pensar sobriamente
sobre los peores escenarios posibles puede ayudar a despojar al futuro
de su efecto de ansiedad. Tanto la filosofía antigua como la psicología
moderna contemplan métodos contraintuitvos que podrían llamarse el
“camino negativo a la felicidad”. Según Brukeman esto ayuda a explicar
porque ciudadanos de países con ecomonías más inseguras reportan muchas
veces mayor índice de felicidad que los de países más ricos o por lo que
algunas personas exitosas en los negocios rechazan la idea de fijar
metas –como crítica a Brukeman, podemos decir que ciertamente también
existen muchas personas exitosas que usan claras metas en su plan de
negocios o que algunas personas de países latinoamericanos, por ejemplo,
que reportan una felicidad que no refleja su estado económico, se
carecterizan por pensar positivamente, más que por una análisis crítico
de las situaciones.
Uno de los ejemplos citados es el de
Seneca, el estoico, quien recomendaba a las personas que temían perder
su riqueza vivir algunos días como si estuvieran contentos con la más
mísera cantidad de dinero, vestido y alimentos, mientras se dicen “¿esta
es la condición que temía?”? Esto en vez de imaginarse como un hombre
rico viviendo suntuosos festines. Los estoicos llamaban a su técnica “la
premeditación de los males”. Según la psicóloga Julie Norem, la tercera
parte de las personas utiliza esta técnica, también conocida com
“permisividad defensiva”. El pensamiento positivo, en contraste, puede
provocar la idea de que si las cosas no suceden como un piensa o
proyecta, entonces será terrible, creando un margen mayor de pérdida.
En el caso empresarial existen ejemplos
de que un método orientado totalmente a los resultados puede tener
muchos aspectos fallidos. Por una parte , cuando se presiona a lograr
una meta, cuestiones éticas suelen pasar a segundo plano, lo que a la
larga acaba causando problemas para la armonía y el bienestar general de
una empresa. O, en otro caso, cuando se llega a la meta se da por
satisfecho y no se busca seguir adelante.
Una de las cuestiones más interesantes
de esta perspectiva es la importancia de saber lidiar con situaciones de
incertidumbre sin fantasear en que todo va salir bien con sólo pensar
en ello. Esto es ser capaz de observar e integrar lo negativo también.
Según Brukeman la virtud del “camino negativo” es que se acerca más al
realismo: el futuro después de todo es incierto y los sucesos suelen ser
distintos a lo que queríamos. Esto nos ayuda a estar en un estado
receptivo para los sorpresas que vienen y a adapatarnos a los cambios.
El cúlmen del pensamiento negativo, es, como Steve Jobs dijera,
“acordarte de que vas a morir es la mejor forma de evitar la trampa de
que tienes algo que perder” (o en la filosofía de Carlos Castaneda: la
muerte es el mejor aliado). Y es que incluso el pensador más positivo no
puede alterar el hecho de que va a morir.
¿Qué pensar de la postura de Brukeman?
Si somos ecuánimes, podemos creer que es una interesante perespectiva
que puede funcionar, tal vez como en algunos deportes funciona un estilo
precavido y realista, cuando se enfrentan a rivales más poderosos –como
lo es el tiempo y el caos. Así como en ocasiones funciona un estilo más
ofensivo, atacar y enviar los proyectiles previamente a ser atacados.
Es tal vez una cuestión de estilos; no hay duda que el pensamiento
positivo, como el placebo, funciona, pero la crítica feroz, un pesimismo
ilustrado, cognitivamente riguroso también puede proporcionar una
ventaja
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